Confitería Micali

El objeto de este blog es, fundamentalmente, evocar cosas de la vida cotidiana del ayer montegrandense; esos sucesos, personas y lugares con los que hemos tenido contacto y que ya no están, suelen disparar la emoción que estaba latente.

En este caso, recordaremos a la confitería Micali. Este comercio había comenzado de manera humilde en Vicente López al quinientos y funcionó desde fines de los sesenta hasta principios de los noventa en Enrique Santamarina 138.

El fundador fue un inmigrante italiano, Don Antonio Micali, que falleció a los 45 años en 1971. Su viuda, Olga Lubrano, continuó con la explotación del local durante veinte años más. 

Como recordarán quienes lean esta nota y tengan algunos añitos, en la planta superior existía un salón de fiestas que se alquilaba, por ejemplo, para casamientos y cumpleaños de quince.

En cuanto a los productos de la casa y según recuerda la nombrada Olga, la especialidad era el postre Ilusión – así lo llamó el fundador del establecimiento - hecho con duraznos, cerezas y castañas en almíbar.

Las fotos muestran el frente del local, las instalaciones donde se elaboraban los productos y una fiesta de quince que tuvo lugar en 1979, realizada en el salón del primer piso. (Gracias Olga Lubrano)

Construyendo en Vicente López.

La foto es de comienzos de los setenta. La vereda con numeración par de la calle Vicente López al cien, da cuenta de las grandes modificaciones que se están realizando. A la izquierda, se ve una parte de la salida que la Galería Unión tiene a esa altura.
A la derecha, se observa una florería – desaparecida hace muchos años – cuyo nombre en letras rojas no alcanza a descifrarse. Antes de la entrada a la florería, alguien ha escrito “Arana” y seguramente algún adjetivo que tampoco puede leerse; la referencia al ex intendente de facto es indudable.
Más a la derecha aún, se lee “Alende”, seguramente refiriéndose al ex gobernador y fundador del Partido Intransigente, Dr. Oscar Alende, que fuera candidato a presidente en 1973, acompañado en la fórmula por Horacio Sueldo.
Actualmente, en el lugar – identificado con el número 174 - hay una entrada de autos y un local. (Gracias a Juan Guida por la foto)

El Trigo de Oro

La panadería El Trigo de Oro comenzó sus actividades en 1920. Estaba en la esquina Este de Alem y Ameghino. Ahora, en el lugar, funciona un maxikiosco que está abierto las 24 horas.

Sus fundadores fueron los señores Segura y Miguel. Según cuenta Campomar, eran conocidos en la zona – y muy valorados – los bollitos San Roque elaborados allí.

En una de las fotos se aprecia el frente del local a mediados de los años treinta; las fotos restantes son de 1970 aproximadamente y se observa en ambas el interior del comercio con la clientela. Seguramente, quienes posaron sonrientes no imaginaron que un blog, cuarenta años más tarde, exhibiría sus rostros.

Este comercio funcionó en el mismo lugar de siempre hasta principios de los noventa. Todavía, en medio de una charla - un poco en broma y otro poco en serio - los autores de este blog mencionamos a esa esquina como la de “El Trigo de Oro”.

La cuadra de la panadería, que estaba sobre la mano impar de Ameghino, ya convertida en local fue sede hasta hace poco tiempo de una casa de juegos electrónicos.(Y gracias a Orlando Stella por las fotos)

Las Torres

Las Torres fue un boliche bailable que se inauguró el sábado 28 de noviembre de 1964. Estaba ubicado en la esquina de Alem y Robertson y funcionó hasta mediados de los setenta.
Quienes visitaron el lugar recuerdan con entrañable afecto sus pistas de baile, su música y particularmente su terraza con sillas y mesas para tomar algo.
Actuaron en Las Torres artistas muy famosos, de diversos géneros. La foto en blanco y negro da cuenta de la presentación de Los Chalchaleros, a fines de los sesenta.
En la actualidad, como puede verse en la foto a color, el lugar está abandonado.

Raúl Stevano

Raúl Stevano (1914-1986) fue un artista plástico que vivió en Monte Grande desde 1956 hasta su fallecimiento. Desde muy joven y hasta sus últimos días, ilustró las revistas infantiles más populares de su tiempo.
Los montegrandenses que hemos crecido leyendo Billiken o Anteojito, quizás no sospechábamos que algunos dibujos - y con frecuencia la tapa - eran obra de un vecino que vivía en Mitre al 100.
El dibujo era su trabajo y la pintura era su pasión; Stevano expuso sus obras en importantes salones capitalinos y fue premiado muchas veces.
Ojalá esta entrada en el blog ayude, aunque sea mínimamente, a rescatar del olvido a uno de los más destacados creadores locales.