Era muy común, a mediados del pasado siglo, que en las ciudades y pueblos alguien fundara un conservatorio y lo bautizara con su apellido. En Monte Grande, gozó de popularidad el conservatorio de Don Juan Pedro Porta, todo un precursor. El Conservatorio Porta fue fundado en 1945 y tenía su sede en la calle Azcuénaga 292, casi esquina Ameghino. El Sr. Porta y su esposa, Doña María Josefa Puig, fueron los primeros docentes del establecimiento. Se cuenta que llegaron a tener, en los buenos tiempos, más de cien inscriptos.
Suponemos que lo mejor de todo fue el festival que cada año se organizaba y que tenía generalmente como sede al viejo Cine Monte Grande: era el momento para que se luciera, con su actuación, el alumnado. La sala se llenaba de padres, madres, hermanos y hasta abuelas seguramente orgullosas, que a la salida comentaban qué bien había estado el nene o la nena. Don Porta falleció joven, en 1962 y el instituto quedó a cargo de su esposa y de Luisa, la hija de ambos.
El último concierto anual tuvo lugar en 1969, esta vez en la Sociedad Italiana.
No podemos evitar que la evocación sea, en estos casos, particularmente emotiva porque - al fin y al cabo - no es tarea menor el despertar o incentivar en los chicos el amor por el arte.
Las imágenes, como supondrá el lector, corresponden a los nombrados conciertos; el señor de bigotes que está parado en el centro de la escena en una de ellas, es Don Juan Porta.
Suponemos que lo mejor de todo fue el festival que cada año se organizaba y que tenía generalmente como sede al viejo Cine Monte Grande: era el momento para que se luciera, con su actuación, el alumnado. La sala se llenaba de padres, madres, hermanos y hasta abuelas seguramente orgullosas, que a la salida comentaban qué bien había estado el nene o la nena. Don Porta falleció joven, en 1962 y el instituto quedó a cargo de su esposa y de Luisa, la hija de ambos.
El último concierto anual tuvo lugar en 1969, esta vez en la Sociedad Italiana.
No podemos evitar que la evocación sea, en estos casos, particularmente emotiva porque - al fin y al cabo - no es tarea menor el despertar o incentivar en los chicos el amor por el arte.
Las imágenes, como supondrá el lector, corresponden a los nombrados conciertos; el señor de bigotes que está parado en el centro de la escena en una de ellas, es Don Juan Porta.
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